Fernando Beltrán: «Los lápices de Ikea» (2015)

“La multinacional sueca Ikea ha anunciado que procederá a retirar los emblemáticos lápices de madera y los metros de papel de todos sus establecimientos”

Ikea es un imperio y, como tal, cualquier cosa que mueva origina un terremoto mediático. Lo que, en principio, podría parecer algo sin más importancia, en este caso, los lápices de Ikea, que han estado con nosotros desde 1996, años en los que el mundo era muy diferente al de ahora: el orden de las cosas, sin móviles ni Redes, latía de otra manera.

Entre todos los clientes de Ikea el poeta Fernando Beltrán vio en estos lápices algo más que un objeto. Los poetas no suelen ver lo mismo que los demás mortales y Fernando Beltrán, entre pasillos repletos de “mesas, sillas, estantes…”, la pregunta del tamaño del cuarto compartido, le hizo reflexionar: “y este lápiz que es breve y afilado…”.

«¿Cuánto miden las cosas, las tangibles y las que no que no se pueden medir?». Poema de Hotel Vivir (Libros Hiperión, 2015).

Me pregunta de pronto
cuánto crees
que mide nuestro cuarto,
aproximadamente.

Caminaba hasta entonces junto a ella
mirando sin sentir, sintiendo sin mirar
mesas, sillas, estantes…

Nuestro cuarto.
Cuánto puede medir.
Aproximadamente.

Troceo la pregunta
y la repito en alto, muy despacio
taponado aún mi oído de ser padre
tener casa, familia, ser al fin
como al fin somos todos.

Pero ella es generosa y tarda menos
en subir a mis nubes que en bajar yo a su tierra,
percibe ya la hormiga en mis dos manos
y me señala al fondo una columna
donde crecen los lápices
y un enjambre de hombres y mujeres
se quitan la palabra unos a otros
dispuestos a saber cuánto miden sus vidas,

cuánto el pozo, los clavos, los aullidos,
la luz de sus colmenas, el martillo del tiempo,
la terca longitud de algunas noches,
cuánta sed, cuánto hielo.

Escribo atropellado
sobre el margen de un folio
que ahora observo despieza en mil pedazos
un armario que no sabré jamás
si es pequeño o enorme
para ocupar un sitio en nuestro cuarto
entre puerta y ventana,

jamás pensé siquiera en la existencia
del hueco que habitamos cada día
sin manual de instrucciones.

La escarpia del vivir, el berbiquí del miedo
y este lápiz que es breve y afilado
como un sábado en calma
transformado de golpe en una alcoba
difícil de explicar.

Cuánto mide el amor. Cuánto el silencio.

Cuánto mide una vida

aproximadamente.

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