Alfonso Fiscovich Gullón (1868-1972)

12 de octubre de 1934. Arvid Paulus Sjöberg [cónsul de Venezuela en Estocolmo en 1934], Olallo Morales Wilskman, Planelles, Martín, Fiscovich, Ernesto Dethorey, Zabala, Rolf Numa.

El 18 de julio de 1936 estaba al frente de la legación de España en Estocolmo (aún no era embajada) el diplomático de carrera Alfonso Fiscowich y Gullón (Madrid, 1884-Irún, 1972). Cuando se produce el alzamiento, la República manda una carta a los empleados en el extranjero para que se declararon a favor o en contra de ellos. Los que reconocieran simpatía por el otro bando dejarían de percibir sus emolumentos económicos y tendrían que abandonar las embajadas.

Al inicio de la Guerra Civil, todos los diplomáticos recibieron comunicaciones emitidas del gobierno de la República (Orden circular número 23, de 24 de julio de 1936 del Ministerio de Estado), por la que se requería a los miembros de los cuerpos diplomáticos la identidad de aquellos que se mostraban leales al gobierno legalmente constituido. Alfonso Fiscowich y Gullón envió el siguiente telegrama de adhesión a la República el 27
de julio de 1936: “Consecuencia ideales máxima lealtad a lo largo de mi dilatada carrera, los mantengo íntegramente hacia régimen republicano establecido y representado por las instituciones actuales” 1.

Se le propuso entonces que se desplazara a Berlín para realizar una misión ante el Ministerio de Asuntos Extranjeros 1. Hay quien dice que se le ofreció un ascenso como Embajador en Berlín. Fiscowich había estado ya destinado como secretario en la Embajada en Berlín durante la Primera Guerra Mundial, durante la que se casó (noviembre 1917) con Ida von Fries (1890-1974) perteneciente a una noble familia de Turingia de linaje militar. Su madre era baronesa von Fries, era sobrina del famoso inventor del Zepelín y su padre había sido general prusiano del káiser y dos hermanos suyos murieron en la Gran Guerra 2.

Sin embargo, al llegar a Berlín se encontró con que la Embajada había sido tomada por el antiguo embajador (con todos los miembros de la misma), de modo que se dirigió a casa de su familia política, que le convencieron de que hiciera lo mismo en Estocolmo, ya que los nacionales tenían ganada la guerra, según ellos.

  1. Cfr. Casanova, M., La diplomacia española durante la Guerra Civil, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1996, pp. 28-31 y 45.