Bengt Segerson (1914-1992)

Bengt Segerson (Långsele, 1914-Gotemburgo, 1992) fue un socialista sueco, miembro del partido de izquierda y voluntario en la Guerra Civil Española. Tras regresar de la Guerra Civil española en 1938, conoció a Greta Segerson. Se casaron en 1940. De vuelta a casa en Suecia después de la Guerra Civil, Segerson se convirtió en miembro del Partido Comunista Sueco.

Bengt Segerson (Helsingborgs, 1914), comisario político de la Compañía Branting, junto a Georg Branting (1887-1965), en visita a España.

En 1937 viajó a España para incorporarse a las Brigadas Internacionales de las que luchó en la Guerra Civil Española del lado de la llamada república. Llegó a ser comisario político en una empresa que lleva el nombre del diputado Georg Branting, hijo de Hjalmar Branting y presidente del Comité Sueco España. Después de una herida de batalla, tuvo que regresar a Suecia en 1938.

Jonas Sjöstedt ha compilado el libro Brev till en broder!: Spanienkämpen Bengt Segersons personliga skildring från det spanska inbördeskriget (Simrishamn : Svenska Spanienfrivilligas vänner, 2009, 55 páginas).

Carta de 13/8 1937:

På natten låg vi som sagt i våra sängar på hotell Roma, drivs av U.G.T och det låg en trevlig stämning i hotellvestibulen, och när vi sent omsider kom i säng låg vi och hörde på granater i stans utkanter och ibland kunde vi höra ett maskingevär hosta iväg en 60-70 patroner. En underlig natt, vi låg i mjuka sängar med alla bekvämligheter inom räckhåll en spansk stjärnljus varm natt därute och i fjärran fronten. Man fick en hel del underliga tankar. Men allting verkar så konsekvent, nästan skrämmande konsekvent. Att sen på morgonen gå ut då gatorna spolas, underjorden spyr ut folk som läser i tidningarna hur många som skadats eller dödats av nattens bombardemang. Det verkar ju nästan på avstånd som ett overkligt gyckelspel …

Por las noches nos acostábamos en las camas del Hotel Roma, de la U.G.T y había un ambiente agradable en el lobby del hotel, y cuando finalmente nos acostábamos tarde nos quedábamos escuchando los proyectiles en las afueras del pueblo y a veces se oía una ametralladora que disparaba entre 60 y 70 cartuchos. Una noche extraña, nos acostamos en camas suaves con todas las comodidades al alcance de una noche cálida a la luz de las estrellas españolas allá afuera y en el frente lejano. Tienes muchos pensamientos extraños. Pero todo parece tan coherente, casi aterradoramente coherente. Para salir a última hora de la mañana, cuando las calles están arrasadas, el metro arroja gente que lee en los periódicos cuántos han resultado heridos o muertos por los bombardeos de la noche. Casi parece desde lejos una broma irreal…

Cf. «Svenska brev från fronten» (Aftonbladet, 2011).