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Cayetano López Chicheri: Vacaciones en Suecia (1945)

Cayetano López Chicheri: Vacaciones en Suecia (Madrid, Viuda de Galo Sáez, 1945). Prólogo de Agustín de Foxá. Nota de M. Fernández Almagro en el ABC (25 de noviembre de 1945, 39).

López Chicheri fue autor de El pueblecito mágico. Cuentos de tuberculosos Madrid, Galo Sáez, 1936).

Las recetas de Märta Kuylenstierna Martorell (1942)

Entrevista sobre comida y cultura española en Idun (15, 9 abril 1942, pp. 28 y 31) con Märta Kuylenstierna Martorell, que nació en Sperlingsholm (Halmstad) y se casó en noviembre de 1935 con el palmesano Guillermo Martorell 1.

SvD, 4 noviembre 1935, p. 2.

En 1942 vivía con su marido en Halmstad.

Jag larde mig i Spanien… att uppskatta soppor, att inte vara radd for kryddor (Aprendí en España… a apreciar las sopas, a no tener miedo de las especias). Las recetas «españolas» que presenta son:

Potatissoppa
Cosido
Spansk sill
Kabeljo med tomat

  1. En 1946 Guillermo Martorell daba clases de español en Estocolmo.

Carmen Dastis en Estocolmo (1945)

Fru Dahlman i sin vackra gamla ärvda mantilj. Klädd i svart klänning och svart mantilj brukar spnajorskorna ännu idag besöka minst sju kyrkor varje skärtorsdag. Men katedralen i Sevilla räknas ensam som fyra.

Carmen Dastis (Jerez-Madrid, 1987) era estudiante de Medicina en Madrid en 1933. En 1938 se casó en Jerez de la Frontera con el ingeniero sueco Eric Dahlman (-Madrid, 1982), representante en Sevilla de la empresa de corcho Wicanders korkfabrik. El matrimonio tuvo dos hijos: María del Carmen «Gegy» (Madrid, 1941) 1 y Carlos Dahlman Dastis (Estocolmo, 1946).

El matrimonio salió de Lisboa en marzo de 1945 a bordo del Dahlia, último barco de naranjas portugués (DN, 5 marzo 1945, 7 y 14).

A raíz de esto, los Dahlman aparecen en una página de la Svensk Damtidning (22, 2 junio 1945, p. 8.): «Ingen ger komplimanger» («Nadie te echa piropos».

La familia reunida leyendo un libro de cuentos. Pinocho es el favorito de la hija.

  1. Casó con Lars Olof Grundell de Gotemburgo en 1960

Suecas buscando meridionales (verano 1957)

Se (32, 9-16 agosto 1957, 16-19). Vad har han som inte vi har? (¿Qué tiene él que nosotros no tenemos?). Reportaje de Gits Olsson con fotos de Kary H. Lasch y Anders Engman.

Sobre las chicas suecas que van los domingos a los cafés al aire libre de Kungsträdgården a buscar españoles, italianos y franceses.

Vad är det för fel på Johansson?.

Kungsträdgården vimlar av italienare, spanjorer, fransmän. Kring utlänningarna vimlar de svenska flickorna. Vid sidan om -ratad, bortglömd, snäst- står Johansson. Vad är det för fel på Johansson? Tja, hans främsta fel är kanske, att han är just Johansson, Johansson så in i Norden.

En Las suecas (Gian Luigi Polidoro, 1960) y en Il diavolo (1963), con Alberto Sordi y Polidoro, se puede ver todavía el ambiente del que habla el reportaje.

Pehr Löfling (1729-1756)

Pehr Löfling fue un naturalista y botánico sueco, uno de los 17 discípulos de Linneo. su prematura muerte a los 27 años de edad, así como la pérdida de su herbario colectado en la región oriental y guayanesa de Venezuela, son los motivos de que su trabajo no haya trascendido.

Es uno los naturalistas más extraordinarios de la historiografía de las ciencias naturales en Venezuela y del período colonial español en América, aunque su trabajo es poco conocido. En botánica y en zoología es conocido como el primer investigador científico que pisó tierras venezolanas,​ realiza estudios y descripciones serias sobre la flora y fauna venezolana. Introduce el microscopio en Venezuela.

Gracias a los buenos oficios del Marqués de Grimaldi, embajador en Estocolmo, Fernando VI invita a Linneo para que viaje a España, o en su defecto envíe un discípulo aventajado, el maestro seleccionará a Löfling para que vaya en su lugar.

Löfling permanece en España de 1751 a 1754, logrando recoger 1400 plantas para su Flora matritense. Asimismo, le envió a Linneo numerosas muestras de nuevas hierbas para efectos de su clasificación. Pronto fue aceptado por la comunidad científica española la cual se mostraba inicialmente reticente: Loefling era luterano y linneano, mientras los españoles, en lo referente a la botánica, se guiaban por las teorías del francés Jean Paul de Tourneforts. Al poco tiempo de su estadía en España, Loefling aprendió a hablar el español y fue traductor de la Cancillería española. Linneo le dedicó la Loeflingia hispanica.​ En el campo de la zoología realiza publicaciones y descripciones de corales, estos últimos publicados en la Gaceta de Madrid en 1752, además de adquirir experiencia en la clasificación de peces.

Expedición al Orinoco
José de Carvajal y Lancaster, canciller del rey Fernando VI, le invitó a formar parte de la expedición que organizaba España para establecer los límites con Portugal de sus posesiones en Sudamérica, denominada Expedición de Límites al Orinoco (​1754-1761), y así cumplir con los términos del Tratado de Límites (13 de enero de 1750), invitación que Löfling acepta y donde le asignan el título de Botánico del Rey.​ Entre sus funciones figuraban el estudio de plantas y en especial de la canela y la quina, así como la colecta de ejemplares botánicos y zoológicos.

Con el material recogido en Cumaná redacta dos manuscritos, que se guardan en el Real Jardín Botánico de Madrid: Primer Borrador de la Flora Cumanensis y Flora Cumanensis que son la base de Iter Hispanicum, eller resa til Spanska Länderna uti Europa och America 1751 til 1756, que le publica póstumamente Linneo.

En zoología redacta el Borrador de observaciones hechas en el viaje de Cumaná a Guayana.

A los dos años de su llegada muere a la edad de 27 años, en la orilla del río Caroní en la Misión de San Antonio del Caroní, el 22 de febrero de 1756, a consecuencia de la fiebre con vómitos y espasmos. Fue enterrado al pie de un naranjo junto a la iglesia en la misión de Santa Eulalia de Merecuri. Al enterarse de su muerte Carlos de Linneo, dijo: «Nunca ha perdido tanto la botánica por una muerte y nunca el mundo de la ciencia echará tanto de menos a alguien por una desgracia. No lo digo por alabar, porque es cierto que un botánico tan profundo y atento había puesto sus pies en tierra extranjera, ni tampoco ha habido un viajero que haya tenido ocasión de hacer los grandes descubrimientos que pudo hacer Loefling. Había llegado al país más maravilloso que alumbra el sol».

Oscar Engström (1863-1937)

Oscar Engström (Visby, 23 agosto 1863-Hagalund, 9 mayo 1937) residió en Madrid 14 años (1887-1911), con un intervalo de 3 años en París.

Fue médico y fisioterapeuta de Alfonso XIII. Escribió en SvD algunos artículos: 3 de abril de 1911 sobre el Asunto Ferrer, 14 julio 1911, guerra de Marruecos. Se casó con Selma Lindberg (1911) y volvió a Suecia. Tuvo una hija a la que le puso de nombre Carmen.

SvD, 2.07.1898.

Entre 1923-1933 fue profesor de español en la Borgarskolan (vivía en Fiskaregatan 9). A raíz de la proclamación de la República el SvD (26.04.1931) le dedica un reportaje con sus recuerdos familiares de la Corte española: «Hemliv i Spaniens konungabord».

Autor de Tjugo år i Spanien. Kulturskildring från änkedrottning Maria Christinas förmyndarstyrelse och Konung Alfons XIII:s regering till våra dagar (Lars Hökerberg. 1913).

Staffan Mörling (1936-2020)

Lars Fredrick Staffan Mörling (Karlstad, Värmland en 1936-2020) estudió Historia del Arte y Antropología Cultural en la Universidad de Lund. Tenía un profundo conocimiento del latín y dominaba varios idiomas. Este joven antropólogo sueco desembarcó a finales de los 60 en la costa gallega para recorrer toda la península estudiando los ferrocarriles de vía estrecha. Pero en Galicia se encontró con algo que no esperaba: un entorno con un rico ecosistema marino y unas desarrolladas identidades y tradiciones que le cautivaron y cambiaron su vida sin vuelta atrás.

En especial, hubo algo que se adueñó de su corazón para siempre: la dorna, a veces conocida como el barco de los pobres. Llegaría a confesar que había sufrido un efecto electrizante cuando la vio por primera vez, por el gran contraste entre su obra mortal y obra viva –parte emergida y sumergida–, que le otorgaban sus sobrios y contrastados colores blanquinegros. Y lo más sorprendente: descubrió paralelismos entre esta humilde dorna gallega y los arrogantes drakkar vikingos.

Ambas naves, dorna y drakkar, compartían el sistema de construcción, el tingladillo en el que el armazón no se ejecuta con maderas por adición, sino por tablazón solapada. De ahí su gran elegancia de líneas y sobre todo la espectacularidad de sus quillas, rematadas por un caperol. Su presencia solo podía responder a la influencia de las devastadoras razzias o incursiones vikingas que asolaron durante siglos las costas de Galicia. Esta conclusión haría que la Universidad sueca de Lund se interesase en el tema y le concediera una beca para su investigación.

Apasionado por el proyecto, Mörling recorrió los 2555 Km de la costa gallega de punta a punta. A través de las rías con incursiones en los cauces fluviales, el sueco se iba encontrando con que la mayoría de los barcos tradicionales que sobrevivían estaban para ya el desguace. Aun así, no desesperaba… Entre 1964 y 1967 se dedicó a hacer fotografías, dibujar planos, hablar con antiguos carpinteros de ribera, realizar minuciosos inventarios… a la vez que hacía el primer mapa lingüístico de sus distintas denominaciones: bote, gamelas, barlotes, lanchas , trincados de Ferrol, carochos, chalanas, faluchos, caiucos y tantos otros barcos de madera iban pasando a sus característicos cuadernos. Todo lo apuntaba.

Ons
Paralelamente, el sueco iba realizando un intenso trabajo antropológico de campo: la captación de las costumbres y formas de vida de las colectividades costeras. En este estudio, Mörling se encontraría con una sorpresa aún mayor. Tuvo la inmensa suerte de encontrar Ons. Situada a pocas millas de la costa, era una isla de apenas 4 km² de arenales vírgenes que protegía la ría de Pontevedra de los fuertes vientos del oeste y suroeste. Su formación de antropólogo le hizo ver que encontraba una mina de oro. Era un segmento ideal de individuos en un espacio acotado con identidad propia y en el que las influencias externas apenas habían llegado a desarrollarse: lo que en el ámbito científico se llama «nicho cultural».

La desconocida isla de Ons poseía huellas megalíticas, ya había sido citada en sus textos por Plinio el Viejo, había sido habitada por eremitas, sufrido ataques de vikingos, de corsarios ingleses y piratas a lo largo de generaciones. Pero lo más interesante era que dada la insularidad, el diseño de sus herramientas y tecnologías apenas había sido modificado y la pesca más tradicional, sustento del casi medio millar de personas que habitaban la isla, seguía vigente. Mörling enseguida lo tuvo claro: estudiaría la vida en una isla atlántica parecida a las Feroe, pero en el ámbito de la cultura española.

Pero es más: Ons era idónea para un análisis antropológico porque era un paisaje humanizado con particulares relaciones entre individuos. Tenía una arquitectura funcional y autóctona, con escuela, bar, iglesia y hasta puesto de la Guardia Civil. Un espacio que el sueco apreció por motivos científicos, pero al que rápidamente atribuiría cierto carácter místico. «Sus proporciones ante la enorme cúpula del firmamento me hacen percibir la insignificancia del hombre frente a la inmensidad de la naturaleza».«Todo el tiempo estaba feliz». Y decidió quedarse para siempre. Una vez le preguntaron por qué se había ido a vivir a ese confín del mundo, y respondió con firmeza: «Un momentiño… Galicia no es un final de la Tierra, es el centro del mar».

Pero su beca terminaba e intentó mantenerse usando su ingenio ¿Y cómo? Pues sacando partido a dos de sus posesiones: un gramófono y una cámara con la que fotografiaba los barcos. Con la primera, y por unos céntimos por canción, pinchaba discos para los lugareños. Y con la segunda, lo contrataban para ser fotógrafo de muertos. Y es que en la isla, como en las villas y aldeas de Galicia, se retrataba a los fallecidos como parte del rito mortuorio de despedida en su tránsito hacia la otra vida. Se vivía con naturalidad el memento mori, la frontera que separaba el mundo de vivos y muertos. De anxeliños, o niños difuntos en edad de inocencia, que iban directos al cielo a la Santa Compaña –procesión de almas en pena que anunciaban la llegada de la muerte.

Las fotografías no plasmaban la despedida definitiva, sino el rito de paso, en el que los fallecidos no desaparecían, simplemente se metamorfoseaban. Con el trabajo de fotógrafo y el de pincha-discos a duras penas podía mantenerse, pero en ningún caso continuar sus investigaciones. Entonces, conocedores los mandos de la Escuela Naval de Marín (Pontevedra) de sus interesantes aportaciones, la Armada saldría al rescate. Los marinos españoles, tuvieron una especial sensibilidad para empatizar con el sueco y su ardua tarea con las pequeñas embarcaciones de madera.

Escuela Naval
Gracias a ello, la Armada le ofrecía un puesto en la Escuela Naval como profesor de inglés, algo que le daría la estabilidad económica que tanto necesitaba. Mörling para dar sus clases se desplazaba hasta la base naval en barco y después en autobús que entonces se llamaba coche de línea, en una época en la que, en Galicia, los pasajeros de autobús compartían asiento con mujeres rurales enlutadas que transportaban grandes cestos con verduras y animales vivos, para disfrute del antropólogo.

Casi cuarenta promociones de oficiales de la Armada pasaron por unas clases que empezaban con un «Good morning, Mr. Mörling», un risueño juego de palabras que los jóvenes alumnos modificaban a su antojo. Sus antiguos alumnos lo recuerdan como un hombre muy serio, peculiar, muy nórdico y pulcro de aspecto –tanto que se peinaba antes de cada clase–, y que comía una manzana diaria, basándose a rajatabla en la máxima británica «an apple a day keeps the doctor away».

Pese al carácter bohemio y atípico de su vida, su disciplina sajona llamaba la atención incluso en un ámbito tan disciplinado como era la Escuela Naval. Al inicio de las sesiones, como profesor, proto, devolvía el saludo al Jefe de Clase con un rotundo cabezazo, no con una reverencia, inclinando la cabeza pero manteniendo el cuerpo erguido, como los militares hacen por ejemplo, a la bandera o al rey. Su exquisita educación contrastaba con lo estrafalario de los colores de su vestimenta y su aspecto de sabio despistado.

Inmerso en la escuela naval fue interesándose por la evolución de la Armada española y dedicando su vida a la recuperación del Patrimonio Inmaterial de Galicia y realizando un intenso trabajo de campo. Para hacer este tipo de Antropología es necesario infiltrarse en el grupo, aprender su lengua y costumbres. Él hablaba con la gente, escuchaba sus conversaciones y tomaba rigurosa nota de diálogos enteros y analizaba así el modo de vida cotidiana de los individuos de Ons: lo que hacían, cómo se comportaban y cómo interactuaban, para poder describir después sus creencias, valores, motivaciones.

Por otro lado, su trabajo de profesor le permitió oficializar su relación, hasta entonces clandestina, con una joven costureira Josefa Otero que jugaría un papel inestimable en su trabajo. Una historia de amor que, pese a proceder de dos mundos y culturas tan dispares, los unió hasta el fin de sus días: Una frase que solía decir es clarificadora «Nunca tuvimos televisión porque teníamos miedo a que nos robase tiempo de conversación».

Además Mörling, al margen de las investigaciones, estableció un íntimo compromiso con las costumbres españolas. Era muy religioso y de los pocos católicos de Suecia y le gustaba asistir a las misas en latín. Aprendió a tocar la gaita con gran estilo, bailaba la muiñeira con su mujer y le gustaba recitar el conxuro de la queimada con gran solemnidad.

Documental (1972)
Pocos años después de su llegada a la isla, en 1972, el hermano de Staffan, Mikael Mörling, filmó un interesantísimo documental para la TV noruega que hoy puede verse en internet. Era una narración visual de una jornada de pesca que semejaba una lucha titánica contra los elementos: frío, viento, horas de singladura, pero también un canto a la habilidad y al oficio.

Mörling valoraba en el documental el gran respeto a la fuerza del mar, la concentración de los patrones antes de salir y cómo el navegar a vela en la dorna no admitía un paso en falso. Un testimonio lírico lleno de sentimientos que nos retrotrae a la mágica canción gallega Catro vellos mariñeiros, uno de los himnos no oficiales de Galicia.

El inmenso trabajo y conocimiento de Mörling se iría plasmando en distintos libros y estudios que se publicarían en varios idiomas y que son parte de su legado para la posteridad.

Hasta los 80, el mundo de las naves tradicionales se daba por perdido. Solo unos pocos albergaban el sueño de verlas navegar de nuevo. Pero la obra de Mörling supuso todo un revulsivo. Se convirtió en el referente de que lograrlo sí podía ser posible. Y en los 90 todo cambiaría. Un hecho providencial, que hoy se vislumbra simbólico, fue su empeño en la recuperación de una gran lancha xeiteira. Se conservaba hundida en Ézaro junto al mítico monte Pindo. No se pudo restaurar, pero se construyó una réplica exacta, Nova Marina, que se convertiría en el mascarón de proa de un gran movimiento asociativo que cristalizaría en Culturmar para la defensa del Patrimonio marítimo y fluvial. El día de la presentación oficial en Portugal en 1993, Mörling deslumbraría allí no sólo por su erudición, sino por su elegante porte de orador clásico. La dorna dejó de ser o barco dos pobres para convertirse en el símbolo de una nueva era.

Poco después, España participaba por la puerta grande en la Fiesta Marítima Internacional de Brest (Bretaña). Y se iba situando a la vanguardia de la recuperación del legado marítimo, punteramente con la Bretaña francesa y Noruega. El sueco, además, supo hacer ver que, a la vez que los museos debían preservar las antiguas naves para evitar su deterioro, podían establecerse nuevos usos de recreo. Algo que consiguió y hoy, surcan las rías gallegas decenas de embarcaciones tradicionales.