Pat & Patachón en La Mancha (1926) de la mano de Lauritzen


Don Quixote af Mancha está recogida en una edición alemana en DVD, dentro de una reedición de las películas de estos actores daneses. En la misma se ha incorporado sonido y diálogos.

Guión y dirección de Lau Lauritzen (1878-1938). Marina Torres fue Dulcinea y Carmen Villa (de Toledo) encarnó a Lucinda, principales nombres femeninos de la acción.

El dúo danés Pat & Patachón rodó una versión de El Quijote en 1926 en La Mancha. Durante varias semanas, el equipo danés recorrió las tierras manchegas y de Sierra Morena rodando exteriores. Su impacto fue tal, que el escritor José Saramago la eligió como una de las cinco películas que más le había impresionando en su vida 1.

Lau Lauritzen, quien recibió de la compañía Palladium Films de Copenhague el encargo de afrontar una nueva versión de Don Quijote. En esta ocasión desde un punto de vista humorístico, contando con la participación estelar del dúo «Pat & Patachón» (Harald Madsen y Carl Schenstrom) quienes eran una versión escandinava de los populares Stan Laurel y Oliver Hardy. Para hacer frente al encargo, durante la primavera de 1926 Lauritzen y su equipo se trasladaron a España, rodando en localidades y parajes naturales de La Mancha y Sierra Morena, así como Toledo, Ávila o Sevilla. En Toledo se filmó en el Puente de San Martín, la plaza de Santa Leocadia y el claustro de San Juan de los Reyes, entre otras localizaciones. Se contó, además con la participación de actrices españolas: Marina Torres (Dulcinea) y Carmen Villa (Lucinda).

El rodaje tuvo un decidido apoyo de las autoridades españolas, que vieron en el mismo una forma de divulgar algunos de los principales enclaves monumentales del país. Incluso la Casa Real cedió una artística vajilla de plata para recrear el banquete de Sancho Panza durante su efímero gobierno de la Ínsula Barataria. Tan decidido respaldo no evitó que el grupo cinematográfico sufriese una mala aventura en la localidad de Alcázar de San Juan. El 8 de abril en las páginas de El Castellano se daba cuenta de que cuando regresaban de rodar en el pueblo de Herencia, el vehículo que conducía a los actores chocó contra una esquina de la calle Cervantes -¡ironías del destino!-, resultado heridos todos ellos, así como una niña de cinco años, llamada Carmencita Nieto, que jugaba en la acera con otros amigos. Los heridos fueron atendidos en la casa de socorro de la estación de ferrocarril.

En octubre de 1926, en las páginas de La Libertad se insertó una amplia crónica sobre la estancia de Lauritzen por tierras manchegas, ilustrado con imágenes de diferentes aspectos del rodaje y sus protagonistas. De la misma se desprende que sus promotores estuvieron recorriendo antes los pueblos manchegos para recrear luego algunos interiores en los estudios Palladium. Añadía esta publicación que el presupuesto de la película sería de unos tres millones de pesetas, calculándose que los trajes y armaduras, fabricados ex profeso en España, costaron más de «60.000 duros». Las imágenes rodadas en nuestro país fueron reveladas en los laboratorios de Madrid Films.

El esfuerzo también fue resaltado desde las páginas de La Vanguardia:

Los directores de la gran empresa se dieron cuenta de que para conseguir una fiel reproducción cinematográfica de la célebre obra del “manco de Lepanto” se requería el marco insustituible y único representado por el paisaje manchego. Y como en Dinamarca no existían vastas llanuras parecidas a las castellanas, ni ventas que asemejen, ni remotamente a las tradicionales manchegas, la Palladium Films no dudó en trasladar su tropa cinematográfica con Lau Lauritzen al frente de ella a España misma.

Tras cinco meses de rodaje, la película se estrenó en noviembre de 1926 en Copenhague, con el título Don Quixote af Mancha, convirtiéndose en el mayor éxito internacional de la filmografía danesa hasta aquel momento.

Su llegada a las pantallas españolas se demoró hasta diciembre de 1927, cuando se iniciaron sus proyecciones en las salas madrileñas Real Cinema y Príncipe Alfonso. La película fue gratamente recibida por la crítica. «Difícilmente –se leía en las páginas de ABC – podrán encontrarse dos actores que de modo tan admirable interpreten los personajes del Caballero de la Triste Figura y su escudero, como los que han sido elegidos […] No hay posibilidad de mejorar a ambos actores. Figura, gestos, movimiento, interpretación, en fin, están esencialmente ajustados al dibujo que de ellos hizo Cervantes en su obra inmortal». Se calificaba el estreno como «éxito franco» y se añadía que debería ser vista por todos, no dudando en calificarla como «digno monumento de homenaje a la obra ilustre y famosa». El febrero de 1928 se estrenó en Barcelona en el cine Tívoli.

Se destacaba, igualmente su exquisita escenografía, que a juicio del crítico Luis Gomez Mesa, tuvo muy en cuenta los conocidos grabados que de la obra de Cervantes hizo el genial dibujante francés Gustavo Doré.

  1. Años antes de morir, interrogado sobre cuáles eran las cinco películas que más le habían impresionado, el escritor portugués José Saramago, citó este Don Quijote danés como una de ellas. Recordaba haberla visto cuando tenía seis o siete años. «Me acuden a la memoria –decía-, como si vinieran de la primera noche de la historia de los cuentos al amor de la lumbre, “Pat & Patachón”, aquellos sublimes (no exagero) actores que me hicieron reír como ningún otro; ni Chaplin, ni Búster Keaton, ni Harold Lloyd, ni Laurel e Hardy». Añadiendo que quien no haya visto a «Pat & Patachón» no sabe lo que se ha perdido.