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Johan Adam Graaner (1782-1819) en el Río de la Plata

El 18 de marzo de 1816 ingresaba a la rada exterior del Río de la Plata, procedente de Ostende (con escalas en Río de Janeiro y Montevideo), el bergantín holandés Amable Paulina conducido por el capitán Lugtijs. Había partido el 27 de noviembre de 1815. Entre los pasajeros que desembarcaron al día siguiente se encontraba Johan Adam Graaner (1782-1819) 1 acompañado por un asistente, también sueco, iniciando una travesía que lo llevaría hasta la ciudad de Tucumán. Su viaje era secreto y tenía como objetivo postular a Jean Baptiste Bernadotte, príncipe heredero del Reino de Suecia, a un eventual trono en el Rio de la Plata.

En Tucumán, Graaner fue el único extranjero testigo de la declaración de la independencia.

“Si alguien se hace la molestia de formar una obra integral sacando los datos de mis muchísimos apuntes, diarios y anotaciones desordenadas, tarea difícil pero no del todo imposible para quien se tome el trabajo y que tenga algún conocimiento de América, podrá estar cerciorado de que sólo encontrará allí datos correctos, porque en esto he sido bastante concienzudo. No hay allí datos algunos que sean falsos por intención”, 30 de octubre de 1819, en viaje de regreso de Sudamérica a Suecia, su patria, pero encontrándose gravemente enfermo. Fallecería el 24 de noviembre de 1819 a bordo de un buque británico, frente al Cabo de la Buena Esperanza.

Hasta 1949 no vieron la luz algunos de sus documentos en la obra editada por El Ateneo Las Provincias del Río de la Plata en 1816 (134 páginas), con prólogo de Paulin y notas de Busaniche.

Dice Graaner en su informe a Bernadotte: “Espero que me valdrá como excusa, por las imperfecciones del ensayo y particularmente por el mapa adjunto, el hecho de que —me apresuro a manifestarlo— ambos han sido ejecutados en el Océano Atlántico sin el auxilio de un diccionario y sin los instrumentos necesarios para dibujar la carta, durante mi viaje desde el Brasil a Suecia, a bordo del barco más pequeño que, según parece, haya pasado del trópico austral por las costas del Báltico, desde que fue descubierto el Nuevo Mundo”.

Sus apuntes de viaje hasta ahora inéditos detallan lugares, flora y fauna, pero también son una ventana abierta a la cultura de los rioplatenses, en el amanecer de una nueva nación. El diario de viaje ha sido traducido al español por Eduardo Berezán, periodista y escritor, autor de varias publicaciones sobre Suecia y América Latina.

El Mapa de Graaner
Este mapa está construido con dos hojas adheridas de manera irregular, cuyas medidas son 144 x 67 cm, pegadas sobre un fondo de tela. Se halla algo dañado, con algunos bordes estropeados y manchas de barniz en el reverso. El propio Busaniche escribía en 1949: “El mapa adjunto… En la copia que me ha servido para esta traducción no figura ningún mapa. Es de creer que no se encuentra en el archivo donde está depositado el informe de Graaner”.

Graaner dibuja ríos, montañas, sitios de interés y el camino de 50 y tantas postas desde el Río de la Plata hasta el Alto Perú, agregando en inglés –otro de los idiomas que dominaba- descriptivas semblanzas de las tierras que iba visitando en su viaje en coche, acompañado por el criado sueco. Rico en detalles, el inédito mapa de hasta hoy anónimo autor nos muestra la visión del extranjero sobre las gentes y lugares con una calidez de trato no habitual en los diarios de viajeros. Se nota en el sueco el cariño que le provocaron estas tierras.

No sería la primera vez que Graaner pisaría estas tierras sudamericanas, ya que regresaría en 1818 con una misión secreta, relevando informaciones y realizando contactos sobre cuestiones políticas y económicas del Río de la Plata. Luego pasaría a Chile interesándose principalmente por la minería en el país trasandino. En marzo de 1819 se embarcaba en Valparaíso con la intención de regresar a Suecia por el Océano Pacífico, es decir completando un giro completo al globo terráqueo. Al igual que Magallanes no podría completar ese proyecto. La muerte lo alcanzaría donde los océanos Índico y Atlántico se confunden, al sur de África.

Esta carta geográfica manuscrita muestra el camino real (en rojo), desde Buenos Aires hasta Potosí, como así también postas, pueblos, ciudades, arroyos, ríos, etc. Con números se señalan las leguas que separaban un lugar del siguiente. A lo largo del derrotero del camino, se pueden observar interesantes descripciones que hablan del número de habitantes de una localidad, hechos históricos acaecidas en la misma, tipo de terreno, minas de plata y cobre, vegetación, animales silvestres, existencia de ganado y la presencia de indígenas.

La carrera de postas al Alto Perú (camino real) es descripta por Acarete, tras su viaje de 1658, y más detalladamente por Concolorcorvo (seudónimo con el cual Alonso Carrió de la Vandera escribió su célebre obra El lazarillo de ciegos caminantes), tras su travesía llevada a cabo aproximadamente en 1771. Si bien existieron diversos mapas de viajeros y exploradores de ese camino, pocos alcanzan la precisión y el detalle del que estamos analizando, constituyéndose para 1816 en una pieza cartográfica notable, prácticamente desconocida por entonces de la que brindamos algunas de las consideraciones escritas por Johan Adam Graaner en 1816.

Diario de un viaje por la América del Sur 1815-1816 : apuntes del capitán sueco Johan Adam Graaner durante su travesía por las Provincias Unidas del Rio de la Plata.

  1. Contaba entonces con 33 años, había servido con distinción como oficial naval y en el Ejército durante las campañas contra los rusos en 1808/09, contra Napoleón en 1813 y en la breve guerra contra Noruega de 1814 que concluyó con la unión de ambos reinos. En 1815, Graaner pidió licencia para hacer un viaje a Sudamérica. Permaneció seis meses en las Provincias Unidas recorriendo sus caminos, dejando sus impresiones en el informe que escribió en francés al príncipe heredero Carlos Juan Bernadotte, a bordo del barco de regreso a Europa en 1817, tras una permanencia en Brasil de casi cinco meses de la que no tenemos noticias.

Pehr Löfling (1729-1756)

Pehr Löfling fue un naturalista y botánico sueco, uno de los 17 discípulos de Linneo. su prematura muerte a los 27 años de edad, así como la pérdida de su herbario colectado en la región oriental y guayanesa de Venezuela, son los motivos de que su trabajo no haya trascendido.

Es uno los naturalistas más extraordinarios de la historiografía de las ciencias naturales en Venezuela y del período colonial español en América, aunque su trabajo es poco conocido. En botánica y en zoología es conocido como el primer investigador científico que pisó tierras venezolanas,​ realiza estudios y descripciones serias sobre la flora y fauna venezolana. Introduce el microscopio en Venezuela.

Gracias a los buenos oficios del Marqués de Grimaldi, embajador en Estocolmo, Fernando VI invita a Linneo para que viaje a España, o en su defecto envíe un discípulo aventajado, el maestro seleccionará a Löfling para que vaya en su lugar.

Löfling permanece en España de 1751 a 1754, logrando recoger 1400 plantas para su Flora matritense. Asimismo, le envió a Linneo numerosas muestras de nuevas hierbas para efectos de su clasificación. Pronto fue aceptado por la comunidad científica española la cual se mostraba inicialmente reticente: Loefling era luterano y linneano, mientras los españoles, en lo referente a la botánica, se guiaban por las teorías del francés Jean Paul de Tourneforts. Al poco tiempo de su estadía en España, Loefling aprendió a hablar el español y fue traductor de la Cancillería española. Linneo le dedicó la Loeflingia hispanica.​ En el campo de la zoología realiza publicaciones y descripciones de corales, estos últimos publicados en la Gaceta de Madrid en 1752, además de adquirir experiencia en la clasificación de peces.

Expedición al Orinoco
José de Carvajal y Lancaster, canciller del rey Fernando VI, le invitó a formar parte de la expedición que organizaba España para establecer los límites con Portugal de sus posesiones en Sudamérica, denominada Expedición de Límites al Orinoco (​1754-1761), y así cumplir con los términos del Tratado de Límites (13 de enero de 1750), invitación que Löfling acepta y donde le asignan el título de Botánico del Rey.​ Entre sus funciones figuraban el estudio de plantas y en especial de la canela y la quina, así como la colecta de ejemplares botánicos y zoológicos.

Con el material recogido en Cumaná redacta dos manuscritos, que se guardan en el Real Jardín Botánico de Madrid: Primer Borrador de la Flora Cumanensis y Flora Cumanensis que son la base de Iter Hispanicum, eller resa til Spanska Länderna uti Europa och America 1751 til 1756, que le publica póstumamente Linneo.

En zoología redacta el Borrador de observaciones hechas en el viaje de Cumaná a Guayana.

A los dos años de su llegada muere a la edad de 27 años, en la orilla del río Caroní en la Misión de San Antonio del Caroní, el 22 de febrero de 1756, a consecuencia de la fiebre con vómitos y espasmos. Fue enterrado al pie de un naranjo junto a la iglesia en la misión de Santa Eulalia de Merecuri. Al enterarse de su muerte Carlos de Linneo, dijo: «Nunca ha perdido tanto la botánica por una muerte y nunca el mundo de la ciencia echará tanto de menos a alguien por una desgracia. No lo digo por alabar, porque es cierto que un botánico tan profundo y atento había puesto sus pies en tierra extranjera, ni tampoco ha habido un viajero que haya tenido ocasión de hacer los grandes descubrimientos que pudo hacer Loefling. Había llegado al país más maravilloso que alumbra el sol».

Tres suecas en España (1965)

Elisabet Norström (22 años), Yvonne Niklasson (16 años) y Eva Marie Andersson (18 años) llegan a Barajas (lunes, 7 junio 1965) para pasar unos días en Espana, invitadas por el Ministerio de Información y Turismo tras ganar un concurso cultural del Bildjournalen (Arriba, 8 junio 1965).

La «novela gráfica para adultos» Tres suecas en España (Toray, col. Salomé no. 192, 1966, 64 páginas).

La arqueóloga Solveig Nordström (1923-2021) en España

La arqueóloga Solveig Nordström (Estocolmo, 25 de noviembre de 1923 – Benidorm, 21 de enero de 2021) llegó a España en 1955 con el objetivo de abrir un instituto sueco, y atraída además por la forma práctica en que se enseñaba arqueología, donde, a diferencia de Suecia, los alumnos visitaban las excavaciones lo antes posible para aprender de una manera más práctica colaborando en las mismas.

Comenzó sus trabajos en los yacimientos de Guardamar del Segura. Por entonces ya se le definía como una incansable trabajadora de campo. Participó asimismo en la reforma del Museo Arqueológico Provincial de Alicante, siendo la figura clave del incremento sustancial de su fondo patrimonial durante los años 70.

Salvación del Tossal de Manises

1960. Fue la responsable de que el importante yacimiento arqueológico del Tossal de Manises se salvase de una destrucción segura a causa de la especulación inmobiliaria, cuando las autoridades de Alicante permitieron que en dicho yacimiento se planificase la construcción de un gran complejo hotelero en los años 60. Solveig se tendió delante de las excavadoras tras avisar a la prensa internacional del atropello que estaba a punto de cometerse con el patrimonio cultural más importante de la provincia. Gracias a esta acción, consiguió la paralización momentánea de la destrucción de los restos. Después de esta paralización, el Ministerio de Educación español compró los terrenos sobre los que se asentaban los restos, impidiendo de este modo la desaparición de la ciudad íbero-cartaginesa-romana.

Los cartagineses en la costa alicantina. Imp. de Such, Serra y Cía. 1961
Excavaciones en el poblado ibérico de la Escuera (San Fulgencio, Alicante). Serie de Trabajos Varios; v. 34. Servicio de Investigación Prehistórica. Diputación Provincial de Valencia. 1967
La ceramique peinte Iberique de la province d’Alicante, I & II, Acta universitatis Stockholmiensis – Stockholm studies in classical archaeology VI & VIII, Stockholm, 1969-1973

Julio César Dabove en Suecia (1952 y 1955)

A los queridos hermanos
Julio César Dabove
Santiago Dabove
Artistas y amigos
predilectos
Un abrazo Macedonio Fernández
Julio de 1944

Para la Biblioteca de Gotemburgo
donde perdurará
Homenaje de
Julia Dabove de Ruiz Gu [corte] y Julio C. Dabove
Octubre 1955

El cardiólogo argentino Julio César Dabove (1890-1965) conoció posiblemente a Nils Hedberg en Buenos Aires donde Hedberg fue agregado de prensa y cultura durante los años 1943-1946. Dabove hizo dos viajes a Suecia, en 1952 y en 1955.

La razón por la que Dabove vino a Suecia por primera vez tiene que ver con el hecho de que era médico; tal vez vino a algún congreso o viaje de estudios que lo llevó a Europa 1.

En la segunda visita a Gotemburgo en 1955, la prensa dice que tiene una «práctica privada general» 2. En esta visita donó al Instituto Iberoamericano dos ejemplares de de Papeles de Recienvenido (Losada, 1944), uno de ellos dedicado 3. En este viaje iba acompañado de su hermana Julia Dabove de Ruiz, que también dedica el libro. Estuvieron con los Gutiérrez Girardot.

  1. El artículo de GT de 1952 afirma que Dabove habló el Día de la Raza sobre los síntomas de hinchazón aórtica con Bertil Stener, más tarde profesor de cirugía ortopédica de renombre mundial. Stener fue miembro de Hispano-Sueco Asociación. Hablaba español y ya había estado en este momento en América del Sur como médico de un barco.
  2. Clarion, «Gotemburgo mejor dicho ‘argentino colorido». GT
  3. Cf.

Visita de Gustavo V España (18-24 abril 1927)

Gustavo V de Suecia visitó España durante una semana entre 18-26 abril de 1927. El lunes 18 de abril de 1927 estaba ya a Madrid ya que había entrado en automóvil por Biarritz e Irún. EStaba prevista una vista a El Escorial que no pudo realizar.

Fue nombrado Almirante Honorario de la Armada Española. La visita tuvo lugar en Madrid y Toledo, donde los dos monarcas visitaron varios miembros de la familia real española y algunas de las principales atracciones de ambas ciudades como el Museo del Prado o la Catedral de Toledo. Visita al Prado.

martes 19
El martes 19 de abril de 1927 visitó la Legación Sueca y después fue a Toledo.

miércoles 20

jueves-sábado 21-23
El jueves 21 de abril de 1927 llegó a Sevilla y se alojó en el palacio del conde de Medinaceli y visitó la Casa de Pilatos. El sábado 23 visitó Triana para ver la fábrica de porcelana y la sobras de la Expo de 1929. A las 3 y pico de la tarde salió para Granada.

sábado 24
Granada

EL domingo 25 el rey se fue desde la Estación del Norte. El lunes 26 de abril de 1927 el rey sueco estaba ya en París.

Alfonso XIII devolvió visita al año siguiente.

Staffan Mörling (1936-2020)

Lars Fredrick Staffan Mörling (Karlstad, Värmland en 1936-2020) estudió Historia del Arte y Antropología Cultural en la Universidad de Lund. Tenía un profundo conocimiento del latín y dominaba varios idiomas. Este joven antropólogo sueco desembarcó a finales de los 60 en la costa gallega para recorrer toda la península estudiando los ferrocarriles de vía estrecha. Pero en Galicia se encontró con algo que no esperaba: un entorno con un rico ecosistema marino y unas desarrolladas identidades y tradiciones que le cautivaron y cambiaron su vida sin vuelta atrás.

En especial, hubo algo que se adueñó de su corazón para siempre: la dorna, a veces conocida como el barco de los pobres. Llegaría a confesar que había sufrido un efecto electrizante cuando la vio por primera vez, por el gran contraste entre su obra mortal y obra viva –parte emergida y sumergida–, que le otorgaban sus sobrios y contrastados colores blanquinegros. Y lo más sorprendente: descubrió paralelismos entre esta humilde dorna gallega y los arrogantes drakkar vikingos.

Ambas naves, dorna y drakkar, compartían el sistema de construcción, el tingladillo en el que el armazón no se ejecuta con maderas por adición, sino por tablazón solapada. De ahí su gran elegancia de líneas y sobre todo la espectacularidad de sus quillas, rematadas por un caperol. Su presencia solo podía responder a la influencia de las devastadoras razzias o incursiones vikingas que asolaron durante siglos las costas de Galicia. Esta conclusión haría que la Universidad sueca de Lund se interesase en el tema y le concediera una beca para su investigación.

Apasionado por el proyecto, Mörling recorrió los 2555 Km de la costa gallega de punta a punta. A través de las rías con incursiones en los cauces fluviales, el sueco se iba encontrando con que la mayoría de los barcos tradicionales que sobrevivían estaban para ya el desguace. Aun así, no desesperaba… Entre 1964 y 1967 se dedicó a hacer fotografías, dibujar planos, hablar con antiguos carpinteros de ribera, realizar minuciosos inventarios… a la vez que hacía el primer mapa lingüístico de sus distintas denominaciones: bote, gamelas, barlotes, lanchas , trincados de Ferrol, carochos, chalanas, faluchos, caiucos y tantos otros barcos de madera iban pasando a sus característicos cuadernos. Todo lo apuntaba.

Ons
Paralelamente, el sueco iba realizando un intenso trabajo antropológico de campo: la captación de las costumbres y formas de vida de las colectividades costeras. En este estudio, Mörling se encontraría con una sorpresa aún mayor. Tuvo la inmensa suerte de encontrar Ons. Situada a pocas millas de la costa, era una isla de apenas 4 km² de arenales vírgenes que protegía la ría de Pontevedra de los fuertes vientos del oeste y suroeste. Su formación de antropólogo le hizo ver que encontraba una mina de oro. Era un segmento ideal de individuos en un espacio acotado con identidad propia y en el que las influencias externas apenas habían llegado a desarrollarse: lo que en el ámbito científico se llama «nicho cultural».

La desconocida isla de Ons poseía huellas megalíticas, ya había sido citada en sus textos por Plinio el Viejo, había sido habitada por eremitas, sufrido ataques de vikingos, de corsarios ingleses y piratas a lo largo de generaciones. Pero lo más interesante era que dada la insularidad, el diseño de sus herramientas y tecnologías apenas había sido modificado y la pesca más tradicional, sustento del casi medio millar de personas que habitaban la isla, seguía vigente. Mörling enseguida lo tuvo claro: estudiaría la vida en una isla atlántica parecida a las Feroe, pero en el ámbito de la cultura española.

Pero es más: Ons era idónea para un análisis antropológico porque era un paisaje humanizado con particulares relaciones entre individuos. Tenía una arquitectura funcional y autóctona, con escuela, bar, iglesia y hasta puesto de la Guardia Civil. Un espacio que el sueco apreció por motivos científicos, pero al que rápidamente atribuiría cierto carácter místico. «Sus proporciones ante la enorme cúpula del firmamento me hacen percibir la insignificancia del hombre frente a la inmensidad de la naturaleza».«Todo el tiempo estaba feliz». Y decidió quedarse para siempre. Una vez le preguntaron por qué se había ido a vivir a ese confín del mundo, y respondió con firmeza: «Un momentiño… Galicia no es un final de la Tierra, es el centro del mar».

Pero su beca terminaba e intentó mantenerse usando su ingenio ¿Y cómo? Pues sacando partido a dos de sus posesiones: un gramófono y una cámara con la que fotografiaba los barcos. Con la primera, y por unos céntimos por canción, pinchaba discos para los lugareños. Y con la segunda, lo contrataban para ser fotógrafo de muertos. Y es que en la isla, como en las villas y aldeas de Galicia, se retrataba a los fallecidos como parte del rito mortuorio de despedida en su tránsito hacia la otra vida. Se vivía con naturalidad el memento mori, la frontera que separaba el mundo de vivos y muertos. De anxeliños, o niños difuntos en edad de inocencia, que iban directos al cielo a la Santa Compaña –procesión de almas en pena que anunciaban la llegada de la muerte.

Las fotografías no plasmaban la despedida definitiva, sino el rito de paso, en el que los fallecidos no desaparecían, simplemente se metamorfoseaban. Con el trabajo de fotógrafo y el de pincha-discos a duras penas podía mantenerse, pero en ningún caso continuar sus investigaciones. Entonces, conocedores los mandos de la Escuela Naval de Marín (Pontevedra) de sus interesantes aportaciones, la Armada saldría al rescate. Los marinos españoles, tuvieron una especial sensibilidad para empatizar con el sueco y su ardua tarea con las pequeñas embarcaciones de madera.

Escuela Naval
Gracias a ello, la Armada le ofrecía un puesto en la Escuela Naval como profesor de inglés, algo que le daría la estabilidad económica que tanto necesitaba. Mörling para dar sus clases se desplazaba hasta la base naval en barco y después en autobús que entonces se llamaba coche de línea, en una época en la que, en Galicia, los pasajeros de autobús compartían asiento con mujeres rurales enlutadas que transportaban grandes cestos con verduras y animales vivos, para disfrute del antropólogo.

Casi cuarenta promociones de oficiales de la Armada pasaron por unas clases que empezaban con un «Good morning, Mr. Mörling», un risueño juego de palabras que los jóvenes alumnos modificaban a su antojo. Sus antiguos alumnos lo recuerdan como un hombre muy serio, peculiar, muy nórdico y pulcro de aspecto –tanto que se peinaba antes de cada clase–, y que comía una manzana diaria, basándose a rajatabla en la máxima británica «an apple a day keeps the doctor away».

Pese al carácter bohemio y atípico de su vida, su disciplina sajona llamaba la atención incluso en un ámbito tan disciplinado como era la Escuela Naval. Al inicio de las sesiones, como profesor, proto, devolvía el saludo al Jefe de Clase con un rotundo cabezazo, no con una reverencia, inclinando la cabeza pero manteniendo el cuerpo erguido, como los militares hacen por ejemplo, a la bandera o al rey. Su exquisita educación contrastaba con lo estrafalario de los colores de su vestimenta y su aspecto de sabio despistado.

Inmerso en la escuela naval fue interesándose por la evolución de la Armada española y dedicando su vida a la recuperación del Patrimonio Inmaterial de Galicia y realizando un intenso trabajo de campo. Para hacer este tipo de Antropología es necesario infiltrarse en el grupo, aprender su lengua y costumbres. Él hablaba con la gente, escuchaba sus conversaciones y tomaba rigurosa nota de diálogos enteros y analizaba así el modo de vida cotidiana de los individuos de Ons: lo que hacían, cómo se comportaban y cómo interactuaban, para poder describir después sus creencias, valores, motivaciones.

Por otro lado, su trabajo de profesor le permitió oficializar su relación, hasta entonces clandestina, con una joven costureira Josefa Otero que jugaría un papel inestimable en su trabajo. Una historia de amor que, pese a proceder de dos mundos y culturas tan dispares, los unió hasta el fin de sus días: Una frase que solía decir es clarificadora «Nunca tuvimos televisión porque teníamos miedo a que nos robase tiempo de conversación».

Además Mörling, al margen de las investigaciones, estableció un íntimo compromiso con las costumbres españolas. Era muy religioso y de los pocos católicos de Suecia y le gustaba asistir a las misas en latín. Aprendió a tocar la gaita con gran estilo, bailaba la muiñeira con su mujer y le gustaba recitar el conxuro de la queimada con gran solemnidad.

Documental (1972)
Pocos años después de su llegada a la isla, en 1972, el hermano de Staffan, Mikael Mörling, filmó un interesantísimo documental para la TV noruega que hoy puede verse en internet. Era una narración visual de una jornada de pesca que semejaba una lucha titánica contra los elementos: frío, viento, horas de singladura, pero también un canto a la habilidad y al oficio.

Mörling valoraba en el documental el gran respeto a la fuerza del mar, la concentración de los patrones antes de salir y cómo el navegar a vela en la dorna no admitía un paso en falso. Un testimonio lírico lleno de sentimientos que nos retrotrae a la mágica canción gallega Catro vellos mariñeiros, uno de los himnos no oficiales de Galicia.

El inmenso trabajo y conocimiento de Mörling se iría plasmando en distintos libros y estudios que se publicarían en varios idiomas y que son parte de su legado para la posteridad.

Hasta los 80, el mundo de las naves tradicionales se daba por perdido. Solo unos pocos albergaban el sueño de verlas navegar de nuevo. Pero la obra de Mörling supuso todo un revulsivo. Se convirtió en el referente de que lograrlo sí podía ser posible. Y en los 90 todo cambiaría. Un hecho providencial, que hoy se vislumbra simbólico, fue su empeño en la recuperación de una gran lancha xeiteira. Se conservaba hundida en Ézaro junto al mítico monte Pindo. No se pudo restaurar, pero se construyó una réplica exacta, Nova Marina, que se convertiría en el mascarón de proa de un gran movimiento asociativo que cristalizaría en Culturmar para la defensa del Patrimonio marítimo y fluvial. El día de la presentación oficial en Portugal en 1993, Mörling deslumbraría allí no sólo por su erudición, sino por su elegante porte de orador clásico. La dorna dejó de ser o barco dos pobres para convertirse en el símbolo de una nueva era.

Poco después, España participaba por la puerta grande en la Fiesta Marítima Internacional de Brest (Bretaña). Y se iba situando a la vanguardia de la recuperación del legado marítimo, punteramente con la Bretaña francesa y Noruega. El sueco, además, supo hacer ver que, a la vez que los museos debían preservar las antiguas naves para evitar su deterioro, podían establecerse nuevos usos de recreo. Algo que consiguió y hoy, surcan las rías gallegas decenas de embarcaciones tradicionales.

Angel Palomino: «Carta abierta a una sueca» (1974)

En Carta abierta a una sueca (1974), Ángel Palomino (1919-2004) clasifica a las suecas (suecas suecas, suecas inglesas, suecas francesas, suecas alemanas, e incluso suecas españolas) en 3 categorías:

– la sueca veinteañera y cimbreada, la ‘fetén’, la muy difícil de ligar
– la sueca ‘madura’ en todos los sentidos de la palabra
– la sueca ‘desesperada’, que el autor recomienda no coger en auto-stop si se la encuentra por las carreteras del sur.

Palomino había publicado en 1971 Torremolinos Gran Hotel, libro en el que esboza el tipo de la «sueca» en la noruega Redda Gehrson.

Ezquerra del Bayo: Viaje por el norte de Europa, hasta Suecia y Noruega (1852)

Joaquín Ezquerra del Bayo (1793-1859) fue geólogo e ingeniero de minas. En 1852 publica Viaje por el norte de Europa, hasta Suecia y Noruega (Madrid: Imprenta de la Viuda de D. Antonio Yenes, 1852) 68 páginas y un gran mapa plegable de la mina de cobre de Falun. Sacado de cinta.

El viaje lo hizo en 1851.

Folket i Bild (julio 1948)

Reportaje de P.A. Fogelström (1917-1998) en Folket i Bild (FIB) 1.]. La primera entrega se tituló «Madrid – fasad och bakgård». Folket i Bild (FIB), 30, 25 julio 1948, portada, 3-5 y 30.

Pie de foto de la portada: «Från en spansk gata: Siesta i sol».

Pie de foto de una foto de p. 3: «Los niños juegan en la calle entre la grava y el barro; aquí tenemos un pequeño trío feliz que se divierte bajo el sol, ensartando agujas en trozos de tabla que encuentran; los niños más fuertes mendigan y recogen restos de latas. Los más pequeños a veces se colocan detrás de las ventanas con rejas».

En el nr. 31 se publicó la segunda entrega: «Idyll och explosiom. Från lantliga idyllen Cáceres över Sevilla till explosionshärjade Cádiz».

  1. Folket i Bild (FiB) fue un semanario sueco publicado entre 1934 y 1963, fundado por el socialista Karl Kilbom. Cuando los movimientos populares suecos de los años 1930 criticaron la llamada prensa semanal de color, Kilbom creó una alternativa bajo el lema: «Por el honor del trabajo, la educación y el entretenimiento – ¡contra el mal gusto, el fjäsk y el culto a las divas!». El periódico se convirtió en un movimiento popular [1. Los libros de Folket i Bild y FIB fueron distribuidos por un cuerpo de entre 7.000 y 8.000 idealistas en fábricas, pueblos y zonas residenciales de todo el país. Parte de las ganancias del periódico se distribuyó en forma de becas a movimientos populares, estudiantes de escuelas públicas, artistas y escritores. Durante muchos años la tirada superó los 200.000 ejemplares.