Erik Liljemark (Ljusdal, 1907-Sundbyberg, 1986) se afilió al Partido Comunista Sueco en 1930. Cogió el tren a España en diciembre de 1936, ya que no tenía familia ni trabajo fijo. Fue uno de los suecos que entró por Perpiñán la Nochebuena del 36, que luego fueron a Albacete, entrenaron en Murcia y entraron en combate en el Jarama. Poco después fue herido de bala en el muslo en Guadalajara. Pasó más de 14 meses en el hospital (de los 19 que estuvo en España).
La herida era tan grave que no se le permitió volver al combate y fue repatriado en agosto de 1938. En Suecia quedó como «inválido» con muchas dificultades para seguir su vida.
Fue entrevistado por Kerstin Gustafsson Figueroa poco antes de morir (en Farsan, Spanien, kriget och jag). En ese momento vivía solo en un pequeño apartamento de una habitación en Sundbyberg, sin teléfono ni televisión.
Realmente nunca mejoró de la pierna después de la herida de bala. Liljemark rara vez hablaba de su estancia en España. Si alguien le preguntaba qué tipo de insignia tenía en su abrigo, simplemente respondía que era la insignia de las Brigadas Internacionales, sin mencionar que él mismo había estado allí. No se casó ni formó una familia porque no creía que pudiera permitírselo económicamente.