Gimnasia sueca

En 1912, Langlois fue nombrado profesor de gimnasia sueca en el Institut de Cultura i Biblioteca Popular de la Dona (Bantulà et al., 1997), coincidiendo con la aparición de la obra más emblemática del Dr. Saimbraum Salud, fuerza y belleza por medio de la Gimnasia Sueca (1912). En su época, este tratado –de 145 páginas, ilustrado con 30 ejercicios fotografiados–, podría haberse calificado de best seller, debido al considerable número de ediciones y de tiradas que se hicieron. Así, se constatan ediciones voluminosas para la época, con tiradas de hasta 10000 ejemplares, según informaciones que llevaban los mismos libros.

Pehr Henrik Ling (Södra Ljunga, 15 de noviembre de 1776 – Estocolmo, 3 de mayo de 1839) fue instructor de gimnasia en la Academia de Guerra de Karlberg en (Suecia). Especialista en anatomía y fisiología humanas y posteriormente fundador de la gimnasia sueca.

El novelista Alvaro Retana incluye en Los extravíos de Tony (1919) a personajes que se deleitan en situaciones homoeróticas, sin importar la edad, desde la más tierna a la más provecta. He aquí, por ejemplo, los problemas que acarrea Rafaelito Carvajal a su padre:

El padre de Rafaelito había observado que desde que el niño cumplió los doce años gustaba de mantener intimidades con amigos mayores que él, con los cuales solía encerrarse en el cuarto de su casa para practicar ejercicios gimnásticos. Al principio el buen señor no se alarmó por aquel obstinado afán de su hijo para perfeccionar su educación física, ni se fijó en la frecuencia con que el nene cambiaba de compañero de gimnasia sueca; pero un día el papá quiso entrar en la habitación de su hijo, y al encontrar el pestillo echado se decidió a curiosear por el ojo de la cerradura. Y su espanto no tuvo límites al contemplar a su vástago acompañado de un amiguito de colegio en una actitud que si tenía algo de sueca en cambio no tenía nada de decente. Se impuso prohibir al niño terminantemente el cultivo del sport y la intimidad con camaradas sospechosos de idénticas aficiones; pero la enérgica medida no obró gran efecto porque una noche el padre de Rafaelito descubrió que el nene seguía cultivando la gimnasia sueca con uno de los criados de la casa. El sirviente fue despedido; pero su sustituto continuó sus malditos ejercicios y hubo que internar al chiquillo en un colegio de Jesuitas, de donde fue expulsado por desmoralizador (Retana 1919b: 232-233).

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